sábado, 21 de enero de 2017

Tomás Luis de Victoria



El último día de clase estuvimos estudiando a Tomás Luis de Victoria, también conocido como el músico de Dios. Más adelante averiguaremos el porqué. Aquí intento mostraros un poco su vida y algunas de sus composiciones para que vosotros podáis situarlo en un marco histórico, y si estáis interesados en la tea, averiguar más sobre este autor.       




Tomás Luis de Victoria

 Nació en Ávila el 1548, murió en Madrid en 1611.Se trata de un compositor y organista español cuya música traspasa las fronteras del Renacimiento polifónico, su equilibrio y pureza, para anunciar ya la expresividad barroca. Creció en su ciudad y comenzó su frmación musical siendo un niño en un coro. Ya en 1565 fue a Roma para perfeccionar sus conocimientos musicales y prepararse para el sacerdocio.                                    
Es allí donde ingresará en el Collegium Germanicum, fundado por los jesuitas, donde se dice que pudo recibir algunas lecciones de Palestrina, músico cuya influencia se dejará sentir en sus primeras composiciones. En 1575 recibió la ordenación sacerdotal, y tres años más tarde ingresó en la Congregación del Oratorio fundada por san Felipe Neri, donde tuvo como compañero al cantante y también compositor español Francisco Soto de Langa.

En 1587 regresó a España, donde, bajo la protección de Felipe I, fue nombrado capellán y maestro de capilla del convento de las Descalzas Reales, al servicio de la emperatriz María, hermana del monarca. Durante los años que ocupó este cargo, Victoria compuso pocas obras: sólo dos nuevas ediciones de misas y el Officium defunctorum a seis voces, escrito en 1603 para los funerales de su regia protectora.

Comparada con la de sus contemporáneos Orlando di Lasso y Palestrina, la producción de Victoria es reducida. Por otra parte, y al contrario que estos dos autores, sólo compuso música sacra: misas, motetes, himnos, salmos y magníficats. Sus profundas y sinceras convicciones religiosas otorgan un carácter especial a sus obras, de una gran pureza técnica, una intensa calidad dramática y una expresión apasionada que algunos autores no han dudado en comparar con la que transmiten los poemas de sus contemporáneos santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz.

Además del citado Officium defunctorum, de entre sus composiciones deben destacarse las misas Ave maris stella (1576), O magnum mysterium (1592) y Laetatus sum (1600), los motetes O vos omnes y Vidi speciosam, ambos publicados en 1572, y el monumental Officium hebdomadae sanctae (1585), destinado a la Semana Santa.

A continuación adjuntaré algunas de sus composiciones, y también un documental dividido en dos partes, para quien esté muy interesado (pues son extensos), que merece la pena. Yo lo vi en su día, y desde luego es muy adecuado para informarse de dicho autor.



               Officium Defunctorum, Tomás Luis de Victoria

Os adjunto información sobre esta obra que es probablemente una de las más conocidas, y que os ayudará a comprender el vídeo después.
Tomás Luis de Victoria escribió su Officium Defunctorum de 1605 en Madrid, con motivo de los funerales ofrecidos por la emperatriz María de Austria, fallecida el 26 de febrero de 1603, y para quien el músico abulense había servido como capellán privado desde 1587. Las exequias tuvieron lugar tres semanas después del fallecimiento y no parece probable que Victoria compusiera una obra de tal magnitud en tan poco tiempo. Dos meses después, la Compañía de Jesús, de quien la emperatriz fue benefactora, celebró unas solemnes honras fúnebres en su honor en la iglesia de San Pedro y San Pablo de Madrid. Es muy probable que el Officium fuera interpretado en esta ocasión ya que el músico había mantenido una estrecha relación con la Compañía desde 1565 y no parece probable que su talento fuera pasado por alto en una celebración en la que no se escatimó ningún gasto.

 En el Officium Defunctorum , brillante en sí mismo , no recurre a los adornos frívolos o al contrapunto virtuosístico practicado por los compositores flamencos de la época. En esta obra todo fluye con una sobria pero elegante naturalidad. La música está al servicio del texto, tal y como había quedado promulgado en el Concilio de Trento unos años atrás; sin embargo no es tanto al texto que habla de la muerte al que se le pone música sino al que hace vislumbrar la resurrección.

Para la composición de su Officium Defunctorum el músico abulense recurrió a las partes del común, Kyrie, Sanctus-Benedictus y Agnus Dei, y a las partes del propio de la missa pro defunctis, Introito, Gradual, Ofertorio y Comunión. Además incluye otras tres partes no pertenecientes a la misa aunque sí relacionadas con otros momentos de la liturgia mortuoria: la lección de maitines Taedet est animam meam,el motete Versa est in luctum y la absolución del cadáver después de la misa.




Tomás Luis de Victoria, el compositor de Dios, parte 1



Tomás Luis de Victoria, el compositor de Dios, parte 2




No hay comentarios:

Publicar un comentario