
Una eventual preferencia de Schumann por el más melancólico
de los dos se puede intuir en el hecho de que Eusebius también aparece en las "Danzas
de las ligas de David" (un número del Carnaval) como una miniatura de gran expresividad que, a
propósito, también le sirvió a Gandini
como materia prima para su propio "Eusebius", cuatro nocturnos para
piano o un nocturno para cuatro pianos, según el subtítulo de la pieza, tal vez
una de las obras más poéticas de la música argentina para piano.
Hay un tercer personaje, aunque lo cierto es que es
secundario puesto que esta discutida se existencia en el carácter de su música.
Raro sería sereno, intelectual, el
conocedor de los arcanos musicales.
En la cabeza de Schumann los tres conformaban "La
Liga de David", secreta sociedad artística, amantísima de Beethoven y
difusora del talento de sus contemporáneos: Mendelssohn, Chopin, Liszt, Brahms.
Algunas veces escribía Florestán. Otras, Eusebius. También componía Raro. Cada
uno tenía su espacio. Lo que empezó como un juego, terminó en serio. Schumann
fue dirigiéndose a un abismo o una altura que él sólo comprendía. La demencia
fue el final, pero en el recorrido nos dejó algunos de los momentos más
sublimes de la historia de música romántica.
Estoy segura de que seréis capaces de distinguir las personalidades muy diferentes de estos personajes. Y ahora si que sí, la próxima entrada será la de los últimos años de vida de Schumann. ¡Espero que os guste!
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